![]() |
La caída de la estatua del tirano Sadam Husein, en abril de 2003, fue un símbolo de la liberación. REUTERS
|
La caída del tirano sanguinario que fue Sadam Hussein y la celebración de elecciones democráticas no han logrado erradicar el clima de guerra
La guerra de Irak fue una herencia de Bush que Obama nunca quiso, y de ahí la discreta retirada de tropas
Nadie duda de que el futuro del país es incierto; todavía está muy lejos de alcanzar una cierta estabilidad
MIKE MCCARTHY . DPA. WASHINGTON
MENUDA diferencia. El 1 de mayo de 2003, en una aparición de tintes televisivos sobre el portaaviones USS Lincoln, el entonces presidente George W. Bush anunció a bombo y platillos el final de las grandes operaciones bélicas en Irak. Siete años y medio después del inicio de la guerra, la última brigada de combate estadounidense ha abandonado el país.
Sin fanfarrias ni despliegue mediático, los soldados cruzaron la frontera con Kuwait dos semanas antes de lo previsto. La Casa Blanca ya había anticipado que la salida tendría un perfil bajo por razones de seguridad.Pero ésa no es la única razón. A pesar de haberla heredado, Barack Obama nunca quiso esta guerra y no ve motivos para una retirada festiva que pueda malinterpretarse como una marcha de vencedores.
Así lo dijo en un grave discurso ante veteranos de guerra, en el que elogió los avances realizados en Irak que le permitirán cumplir su promesa de "terminar con la guerra de forma responsable".
Pero también advirtió: "La dura verdad es que todavía no conocemos el fin de las bajas en Irak". Por otro lado, Obama envía soldados a una guerra que tampoco él empezó pero sin embargo apoya: la de Afganistán.
El debate
También los desafíos en Irak eran enormes pero fueron fatalmente subestimados y EE UU pagó un alto precio por ello. La discusión sobre si los resultados justifican esta guerra y, sobre todo, los muertos que ocasionó, está lejos de terminar. Cuando Bush decidió derrocar por la fuerza a Sadam Husein, EE UU estaba dividido y gran parte del mundo se distanció del rumbo elegido por Washington.
Ahora, tras tantos años de sangre, Irak cuenta al menos con unas frágiles estructuras democráticas. Los partidarios de la guerra ven confirmada su posición. Destacan la caída de un tirano sanguinario. Los críticos, sin embargo, apuntan a las enormes pérdidas de vidas humanas y dinero público. Desde el inicio de la invasión de Irak, murieron 4.400 soldados estadounidenses y más de 100.000 civiles iraquíes.
Los contribuyentes estadounidenses han pagado hasta ahora más de un billón de dólares por la guerra. Algunos agregan que, incluyendo el cuidado de los veteranos, los costos podrían llegar a los tres billones de dólares.
Los detractores de la guerra también lamentan el daño infligido a la imagen y credibilidad de EE UU ante la comunidad internacional después de que las armas de destrucción masiva que Irak supuestamente albergaba resultaran inexistentes.
Desde su investidura, Obama se propuso reparar los daños.
0 comentarios:
Publicar un comentario